El neurobiomarketing ayuda donde las palabras no llegan.
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Les dejo un par de ejemplos que ayudan a ilustrar el porqué de las neurociencias aplicadas al marketing.
Prueba a explicarle a un niño como es la sensación de áspero a través de las palabras, ¿es bastante difícil, no crees?. Otro ejemplo proviene del olfato, muchas veces decimos “huele a nuevo” sin poder especificar que sustancias volátiles produjeron esa sensación, normalmente decimos “que rico ese perfume!”, nunca decimos que rico ese olor a madera, cuero y tabaco. En una oportunidad una chica durante un estudio de perfumes, me dijo “este olor me gusta porque me recuerda a las muñecas nuevas que me regalaban el día de reyes”. El olfato se procesa directamente en la zona límbica por lo tanto es un elemento indispensable de la memoria emotiva, y es muy difícil de verbalizar y racionalizar, por ello cuando a mitad mañana hay olor a pizza, empezamos a salivar, nos da hambre y sólo después nos preocupamos por averiguar qué hora es. El neurobiomarketing ayuda a comprender lo que las palabras no permiten explicar.